miércoles, 28 de noviembre de 2007
BIOGRAFIA DE BRAMANTE, DONATO
Arquitecto italiano, el más influyente del alto renacimiento.
Libros relacionados con la biografía:
RENACIMIENTO Y BARROCO TOMO 1
RENACIMIENTO Y BARROCO TOMO 2
EL ARTE EN LA ITALIA DEL RENACIMIENTO
Biografía
1444 - 1514
Primeros años
Donato di Pascuccio d'Antonio, nació en 1444 en Monte Asdruvaldo, cerca de Urbino.
Aunque ejerció las tres artes, su radical importancia reside en su actividad como arquitecto, ya que verdaderamente es el iniciador de la arquitectura del cinquecento, en la que los efectos de grandiosidad y monumentalismo determinan la belleza de los edificios.
Según el Vasari, su padre le inició en el arte de la pintura y del dibujo, mostrando muy pronto una gran predilección por los estudios de perspectivas y del dibujo arquitectónico, lo que determinó su marcha a Milán en 1480.
Anteriormente se le atribuyen algunas obras en el Palacio Ducal de Urbino, en especial la Capilla del Perdón. En esta capilla se advierten características que anuncian el estilo del maestro.
En efecto, a pesar de las reducidas proporciones del recinto, Bramante obtiene efectos monumentales, sirviéndose para ello de la utilización de las combinaciones cromáticas de mármoles de diversos tonos y motivos decorativos aún de carácter quattrocentista, pero que quedan relegados a un segundo plano.
Los numerosos artistas que trabajaban al servicio del duque de Urbino debieron influir fuertemente en su formación, particularmente el círculo relacionado con Piero della Francesca, también preocupado por los estudios matemáticos y de perspectiva, base esencial para la consecución de grandes efectos espaciales.
También al periodo anterior a su obra en Milán corresponde su intervención en labores de carácter decorativo, renovando el viejo edificio, en el Palacio del Podestá en Bérgamo, donde se le cita en 1477.
La estancia en Bérgamo se considera como el puente de enlace con la etapa milanesa, pues consta que trabaja para el duque Ludovico el Moro, en labores de carácter decorativo, en Vigevano, a partir de 1479.
Milán
En 1482 se inicia propiamente su gran etapa milanesa, que se cierra en 1499, cuando la invasión francesa determina su salida de Milán, trasladándose a Roma.
Entre sus primeras obras milanesas se encuentra la primitiva iglesia de Santa Maria presso Satiro, hoy sacristía de San Sátiro.
En ella se advierte ya la tendencia a romper con el sistema decorativo quattrocentista, pues si bien no renuncia a la abundancia decorativa, ésta en todo caso se hace más grandiosa, adquiriendo una cierta independencia en su valor escultórico, sin perjudicar en ningún caso la monumentalidad del conjunto, pese a sus reducidas proporciones.
El conjunto, de planta octogonal con una cúpula con linterna, nos ofrece en sus ocho nichos la riqueza ornamental de los grutescos que ornamentan los fustes de las pilas tras y un friso encima de cada uno con bustos en láureas y niños a los lados.
Así, si por una parte la labor escultórica del Bramante nos evoca la delicadeza ornamental de los discípulos de Donatello, con fuerte caracterización majestuosa en los bustos, de otra parte la organización arquitectónica nos anuncia ya el estilo de sus obras romanas.
Como de la misma manera, la fachada de la iglesia de Abbiategrasso, iniciada ya en 1497, con su gran arco de medio punto, que alberga los dos órdenes de columnas pareadas, supone un claro precedente de la grandiosidad del gran arco de la exedra del jardín de la Piña en el Vaticano.
En 1488 se encarga de las trazas de la catedral de Pavía, proyectando un edificio de tres naves, con tres ábsides y una gran cúpula construida sobre base octogonal que domina el conjunto. Aunque los efectos espaciales en función de la cúpula suponen un avance en su evolución, la novedad fundamental que aporta esta iglesia es la peculiar disposición de los soportes.
Aquí organiza un sistema de pilares compuestos, que si de un lado parece inspirarse directamente en la solución dada por Brunelleschi para elevar la altura de las basílicas florentinas de S. Lorenzo y Santo Spirito, constituye, desde el punto de vista hispánico, el precedente del sistema que ha de seguirse en las construcciones andaluzas del Renacimiento, entroncadas con de Siloe.
El sistema consiste en la colocación encima de los pilares de un trozo de entablamento, sobre el que carga un segundo orden de soportes en los que apoyan los arcos formeros y torales de la nave central, más alta, mientras que en las naves laterales los arcos arrancan directamente del trozo de entablamento añadido.
De esta manera, sin vulnerar los principios de la arquitectura clásica en cuanto a la proporción que debe existir entre el grueso del soporte y su altura, el edificio puede alcanzar la esbeltez de las proporciones de los edificios religiosos medievales. Al mismo tiempo se advierte cómo Bramante va reduciendo la importancia de los elementos decorativos para concentrar la atención en los problemas estrictamente constructivos.
En 1492 se inician las obras de la reforma de la cabecera de Maria delle Grazie, en la que Bramante proyecta una estructura plena de contenido alegórico, ya que la idea originaria era la de destinar el presbiterio a mausoleo de Ludovico el Moro, y ante él la cúpula adquiría una peculiar significación, conforme a los principios filosóficos renacentistas.
El proyecto primitivo, reformado y equivocado en su ejecución con gran irritación de Bramante, consistía en un cubo central, del que arrancaban los tres ábsides, como tres exedras de una cella trichora paleocristiana, y que servía de base para la cúpula semiesférica. La adición de un tramo recto ante el presbiterio y las reformas en las ventanas y otras de menor importancia desfiguran en buena medida la idea originaria del arquitecto. Asimismo, la idea del gran arco triunfal del presbiterio, con su rosca ornamentada con rosetones, es un precedente del motivo del arco de medio punto, con discos luminosos y opacos en su rosca, que han de repetir numerosos arquitectos del cinquecento, entre ellos Palladio.
Como obras secundarias de esta etapa milanesa del Bramante se cuentan varios patios en el convento o residencia de los canónigos en Ambrosio de Milán. En el de orden dórico es particularmente representativo el hecho de la adición del trozo de entablamento encima de los soportes, con lo cual y con el adelgazamiento de los fustes, se alcanza la esbeltez, de raigambre medieval, unida al clasicismo renovado, como ya hemos advertido en la catedral de Pavía.
También, como Leonardo, durante estos años se ocupó de los proyectos para la catedral de Milán, constando asimismo su actividad como intelectual en el campo de la teoría del arte.
A este periodo corresponden también, como pintor, los frescos del palacio de Panigarola que representan guerreros, filósofos y un cantor, así como el Cristo a la columna, en el mismo museo, y el Argos de la sala del tesoro del castino Sforzesco.
Roma
En 1499 se inicia su gran etapa romana.
Su primera obra importante es el patio de Santa María de la Paz, que inicia en 1500, por encargo del cardenal Caraffa, y que representa una profunda transformación en su estilo.
La organización en dos pisos se anima mediante la combinación de arcos de medio punto y pilastras jónicas en el piso inferior, y huecos adintelados con pilastras corintias que alternan con finas columnas del mismo orden en el superior.
En él, aparte de la belleza derivada de la armonía de las proporciones, la novedad fundamental que aporta el Bramante es la valorización de la luz, el efecto profundo del claroscuro que contribuye fuertemente a realzar las líneas arquitectónicas de este sosegado claustro.
Simultáneamente, a partir de 1502, dirige Bramante la construcción del templete de Pietro in Montorio, en el monte Janiculo, costeado por los Reyes Católicos, erigido sobre el lugar donde sufrió martirio San Pedro, albergando un subterráneo donde está el hueco que dejó la cruz del apóstol.
Edificio monóptero, conforme al tipo clásico de templo circular, con un diámetro máximo interior de seis metros, de orden toscano, con balaustrada y cúpula sobre tambor con nichos, en el que renueva Bramante un modelo de la Antigüedad, al mismo tiempo que la proporción grandiosa, de carácter romano, es la que fundamenta el efecto monumental de esta pequeña obra.
La actividad fundamental del Bramante en Roma se sitúa en su carácter de arquitecto del Vaticano, merced especialmente a la protección y al espíritu emprendedor del papa Julio II. Como arquitecto de este pontífice se ocupa Bramante de la ordenación y renovación de los palacios vaticanos y de la construcción de la gran Basílica de san Pedro.
En torno a estas obras y como arquitecto del Papa, estudia asimismo la organización urbanística de Roma, en particular de los proyectos de las vías Sixtina y Julia.
En los palacios vaticanos corresponde a este momento la construcción del gran patio de San Dámaso y fundamentalmente las trazas e iniciación del Jardín de la Piña y del patio del Belvedere, profundamente transformados por las reformas posteriores ya que en un principio era un solo conjunto de 300 metros de longitud y 70 metros de ancho, hoy partido por la construcción del cuerpo de edificio que los separa.
En el Jardín de la Piña sobresale la monumental organización de la gran exedra o nicho, que servía de fondo al conjunto, precedido por escalera imperial y la gran fuente de la Piña. A esta zona se accedía mediante una serie de terrazas que salvaban los diversos niveles, prestándoles un acusado sentido de monumentalidad para las grandes fiestas que se organizaban en la Roma renacentista.
En esta obra, aparte del impresionante sentido de la grandiosidad, muestra Bramante su extraordinaria calidad como arquitecto genial en múltiples detalles constructivos, entre los que es preciso destacar la organización de la escalera de caracol en la gran exedra.
Sin embargo, evidentemente lo que ha dado peculiar fama al Bramante es su labor como arquitecto de la basílica vaticana. En 1505 inicia la elaboración del proyecto de la nueva Basílica de san Pedro, que habría de sustituir a la paleocristiana de Constantino, y pensada en principio para albergar el gran mausoleo de Julio II, del que se encarga Miguel Angel.
La idea de Bramante fue la de construir un templo de planta de cruz griega, con una gran cúpula central, encima directamente de la confessio de San Pedro. La cúpula proyectada se erigía sobre un tambor con ventanas, con una serie de columnas en la parte interior y pareadas al exterior, decorándose el trasdós de la cúpula con anillos y escalones.
El conjunto se completaba con otras cuatro cúpulas, más pequeñas, en los ángulos, otras bóvedas de cuarto de esfera en los extremos de los brazos de la cruz y cuatro torres cuadradas angulares. Conforme a este proyecto se inician las obras, colocándose la primera piedra el 18 abril 1506.
La construcción marcha con celeridad y en 1512 consta que ya estaban terminados los cuatro arcos torales del crucero, sobre los que habría de elevarse la cúpula. La enfermedad de Bramante en 1513 y su muerte en 1514 determina que, bajo la dirección de Rafael, prosigan la obra fra Giocóndo y Giuliano da Sangallo, a los que suceden otros arquitectos, entre ellos, Antonio da Sangallo, Miguel Angel y C. Maderna, que introducen profundas reformas en el primitivo proyecto de Bramante.
Aparte de estas obras, se supone su intervención por estos años en otras construcciones, en las que se reconoce la huella de su estilo. Así, en el Palacio de la Cancillería, iniciado realmente antes de la llegada de Bramante a Roma, pero en el que se advierte su influencia en la concepción elegante y monumental del patio, así como en la traza de algunos vanos de la fachada.
Igualmente parece reconocerse su influencia y su intervención en la organización de la fachada del Palacio Torlonia y en la cabecera de la Iglesia de Maria del Popolo, constando también su intervención en la Iglesia de Santiago de los Españoles.
Fallecio en Roma el 11 marzo de 1514.
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