Poeta español. Es una de las figuras más importantes del romanticismo y sus Rimas supusieron el punto de partida de la poesía moderna española.
Biografïa
Vida
Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla el 17 de Febrero de 1836. Fue bautizado el jueves 25 del mismo mes en la parroquia de San Lorenzo Mártir, oficiando de madrina Manuela Monnehay, hija de un perfumista francés instalado en Sevilla y discípula del padre pintor del poeta.
Su verdadero nombre era Gustavo Adolfo Claudio Dominguez Bastida, pero prefirió el apellido de sus antepasados.
Quedó huérfano muy pequeño, a los cinco años, en murió su padre, después, a los once, moriría su madre, situacióm que marcó su niñez y su carácter. Protegido por su madrina y por su tío Joaquín Domínguez Becquer, importante pintor sevillano, el poeta aprende pintura y humanidades y estrecha relaciones en especial con su hermano Valeriano, que andando el tiempo se convertirá en importante pintor y protegera al poeta en momentos difíciles.
La melancolía de su espíritu, atormentado por su conmoción interior y por las dolencias, se vuelca brillantemente en su obra literaria por excelencia rimas. En 1853, Bécquer es ya un joven poeta que publica versos en revistas y periódicos locales, y que conoce a otros incipientes escritores que han de tener importancia en su vida, como Narciso Campillo, futuro editor póstumo de sus obras, o Julio Nombela, autor de unas importantes memorias que reconstruyen gran parte del periplo vital becqueriano. Los tres poetas forman una sociedad literaria y recogen sus poemas con la ilusión de publicarlos en Madrid y alcanzar fama.
Hasta 1860, en que gracias a otro de sus grandes amigos y editores de su obra póstuma, Rodríguez Correa, le consiga un empleo fijo de redactor en un gran periódico centrista español, El Contemporáneo, Bécquer conocerá las privaciones y la forzosa bohemia que han sufrido la mayoría de escritores en España. Para ganar el pan tuvo que hacer de todo: biografías de políticos a destajo, traducciones, chupatintas en una oficina pública, dibujos, zarzuelas, etc.
En 1857 emprende una obra importante, la Historia de los Templos de España. Se trataba, siguiendo a Chateaubriand, de estudiar el arte cristiano español uniendo el pensamiento religioso, la arquitectura y la historia: «La tradición religiosa es el eje de diamante sobre el que gira nuestro pasado. Estudiar el templo, manifestación visible de la primera, para hacer en un sólo libro la síntesis del segundo: he aquí nuestro propósito.» El proyecto, inacabado pero que reunió a grandes especialistas, muestra las dotes organizativas del poeta «soñador».
De 1858 a 1863, la Unión Liberal de O'Donnell gobierna España. En 1860, González Bravo, personaje importante de la oposición conservadora de Narváez, con el apoyo del financiero Salamanca, fundan El Contemporáneo, dirigido por José Luis Albareda y en el participan redactores de la importancia de Valera. Rodríguez Correa, ya redactor del nuevo diario, consigue que entre Bécquer. Se trata de hacer oír al voz del ala liberal del partido moderado. En este periódico el poeta hará de todo: crónica de salones, política, literatura... Desaparece El Contemporáneo en 1865.
Y de repente, ante la extrañeza de sus amigos, el poeta se casa en 1861 con Casta Esteban y Navarro. La había conocido en la consulta de su padre, a la que Bécquer acudía para tratarse de una enfermedad venérea contraída en sus años bohemios.
Son años fructíferos en los que el poeta publica la mayoría de sus rimas y leyendas y se hace un nombre, además de poder mantener una familia con hijos. Pero en la intimidad de sus escritos el poeta se duele del fin de sus ilusiones. A su ascenso artístico y social (protegido del ministro conservador González Bravo, que lo nombra censor de novelas con un excelente sueldo; director de importantes revistas y periódicos, etc.) le acompaña un aburguesamiento paralelo al de la sociedad madrileña postromántica, realista y poco sensible.
Su quebrantada salud necesita un descanso, y por consejo de su íntimo amigo Ferrán, autor de cantares, con su familia y acompañado de su hermano Valeriano, recientemente separado de su mujer, y de los hijos de éste, se retira en 1864 al Monasterio de Veruela, monasterio cisterciense desamortizado y en el que haya instalada una hospedería en las antiguas celdas. Desde allí remitirá al periodico sus famosas cartas Desde mi celda, en las que, además de hacer reportajes sobre tipos y paisajes, hace un repaso de su vida pasada y actual, marcada por un profundo desencanto.
1868 será un mal año para el poeta. Casta le es infiel y Gustavo se separa de ella quedando los dos hijos a su cargo. Perderá, con la revolución liberal, su puesto oficial, al tiempo que cae el ministro, protector y admirador de Bécquer Luis González Bravo, quien le había pedido que reuniese sus poesías para publicarlas a su costa. Así lo hizo el poeta, organizando sus rimas en el primer manuscrito del Libro de los gorriones, con prólogo del ministro.
Pero en los disturbios de la revolución el palacio de González Bravo fue asaltado por la muchedumbre y el manuscrito se perdió. En Toledo, los hermanos Bécquer, con sus hijos, se refugiaron hasta que amainase el vendaval revolucionario.
Volvieron en 1870, a un hotelito en las Ventas llamado La Quinta del Espíritu Santo. Convencieron a Eduardo Gasset para que fundase La Ilustración de Madrid, en la que el poeta sería el director y Valeriano dibujante. Colaboran estrechamente ambos hermanos en multitud de dibujos con texto, hasta que el 23 de septiembre de 1870 muere Valeriano. Rodríguez Correa, que ha prosperado mucho, se lleva al poeta y los hijos a un lujoso piso en la calle Claudio Coello, en el barrio de Salamanca.
Pero el poeta ya no resiste el golpe. Mientras agoniza, pide a Ferrán que queme sus cartas («serían mi deshonra»), que publiquen su obra («Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo») y que cuiden de sus niños. Murió a las diez de la mañana, el 22 de diciembre de 1870, después de pronunciar las terribles palabras, reveladoras del desencanto que le embarga, «Todo mortal». En Sevilla había eclipse total de sol.
La poesía de sus rimas es frágil, sensitiva y a veces muy tierna. Los temas líricos que abarca son el Amor, el dolor y la muerte. Constantemente asaltado por un sentimiento de desprecio hacia si mismo, pero muchas veces colmado de júbilo por éfectos del amor.
Obra
- La creación
- El Caudillo de las manos rojas
- Creed en Dios
- La Cruz del Diablo
- El Monte de las ánimas
- La cueva de la mora
- La corza blanca
- Los ojos verdes
- El rayo de luna
- El Gnomo
- El Miserere
- El Cristo de la Calabera
- La rosa de la Pasión
- La Ajorca de Oro
- El Beso
- La Promesa
- La venta de los Gatos
- Tres Fechas
- La Mujer de Piedra
- El aderezo de esmeraldas
- ¡Es raro!
- Las hojas secas
- Las Perlas
- La peresa
- El Carnaval
- La noche de difuntos
- Las dos holas
- Los dos compadres
- La aquitectura Árabe en Toledo
- Recuerdos de un viaje Artístico
- El Castillo Real de Olite
- Desde mi celda
- Cartas literarias
- Rimas
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